miércoles, 18 de agosto de 2010

Notas de lectura: Autism-friendly environments

Christopher Beaver destaca algunos aspectos de un edificio residencial para 12 niños autistas que diseñó en 1996 -y extrapola algunas de las consideraciones a cualquier otro edificio para personas con TEA-:
1.- Los pasillos se diseñaron de modo que no sean simples espacios de circulación, sino que puedan emplearse como espacios de juego (eso “libera” en cierto modo a otras estancias como pueda ser el salón, que de este modo puede reservarse para actividades más tranquilas)
2.- Espacios amplios, para permitir la actividad de los niños sin excesiva proximidad entre ellos
3.- En ciertos puntos diseña unos tabiques de directriz curva, que pretenden ser más "amables" (aunque el el artículo de Beaver no se indica qué tabiques en concreto se han diseñado así frente a la inmensa mayoría, que son tabiques de directriz recta)
4.- Se cuida la acústica, evitando materiales excesivamente pulidos. En concreto, habla del problema de conjugar este requisito con la limpieza del pavimento (teniendo en cuenta que es habitual que haya niños con incontinencia)
5.- En cuanto al diseño de duchas y baños, entre otras, hace algunas consideraciones de seguridad: no dejar partes de la instalación vista, y fijar concienzudamente aparatos sanitarios y accesorios (porque de lo contrario podrían ser “arrancados”). También habla de la conveniencia de colocar las duchas y aseos comunes con cuidado, por el tema ya citado de la incontinencia.
6.- En cuanto a acondicionamiento, recomienda suelo o techo radiante, y ventilación cruzada de abajo hacia arriba, mediante dos ventanas en paredes opuestas (protegiendo el acceso a la ventana inferior, y manteniendo fuera de alcance la superior). En las zonas comunes, recomienda ventilación pasiva (!).
7.- Sobre las ventanas, recomienda sistemas que restrinjan la apertura (para evitar fugas,) que las hojas puedan cerrarse con llave desde el interior, y que tanto la cara interior como la exterior de vidrio sean de seguridad. Sugiere la posibilidad de colocar lamas entre las dos hojas del acristalamiento.
8.- Acerca de los elementos de iluminación señala que deben ser resistentes al maltrato, pero llevando cuidado de que no parezcan diseñadas para una cárcel. Propone la posibilidad de luminarias ocultas, o de iluminación indirecta. Específicamente, indica que deben evitarse las lámparas fluorescentes tradicionales, puesto que las personas con TEA son especialmente sensibles al parpadeo que aquéllas producen. También señala que es interesante poder controlar la iluminación con “dimmers”.
9.- Comenta la necesidad de disponer de “quiet rooms” en las que poder calmar a un niño en un momento de comportamiento inadecuado, evitando que se “contagie” al resto de niños (no habla, como Magda Mostafa, por ejemplo, de "espacios refugio" para que los niños -o adultos- con TEA puedan retirarse -habitualmente en momentos de estrés, para recurrir a esterotipias que les calmen-)
10.- Es conveniente también crear habitaciones y jardines sensoriales, que generen estímulos visuales, auditivos, táctiles u olfativos.
11.- Elegir los colores adecuadamente, para crear ambientes que proporcionen un ambiente cálido pero no sobreestimulante.

Al final del artículo, señala un tema importante: el contraste entre el entorno agradable y protector que se quiere generar para la persona autista y otros contextos y espacios en los que deberá, si ello es posible, desenvolverse fuera de ese edificio concreto, que no serán, con toda probabilidad, “autism-friendly”. Copio la cita, porque es interesante:

But where do we draw the line between environments that prepare the individual for the outside world and the protected environment of the purpose designed building? This is a difficult one for me as I am not a policy maker; I respond to a client’s brief. But I do see a dilemma for organisations that seek to provide the ideal autism-friendly building for their children (or adults) who then go out into the world only to find that it is a noisy and confusing place with many dangers for which they are not prepared. The low functioning individual will no doubt find this less of a problem as he/she will more likely be in care for life. It is the individual who lives in both worlds that may have more difficulty. Designers must be aware of this and try to find the right balance for the particular user group that will inhabit his/her building.

Referencia:
Beaver, C. (2010). Autism-friendly environments. The autism file, (34), 82-85.

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